4 de diciembre de 2011

Siempre y cuando tú no llores.

Se suponía que la tercera parte de la saga era la que desvelaba el secreto de la felicidad, pero resulta que no existe.

Vives en una continúa mentira en la que hay algunos que maduramos a base de golpes, otros que maduran por su propia personalidad y otros que siemplemente, no maduran nunca.
Siempre he dicho, admitido y reafirmado una cosa: ODIO los hospitales.
Son fríos, tristes, no hay muchas sonrisas y huelen a medicamento... aunque por contrapartida también se respira esperanza de salir de allí cuanto antes.

Admites la realidad poco a poco y te aguantas el bombardeo de lágrimas que se asoman por tus ojos, te tiene que ver fuerte sino ¿cómo va a salir de ahí?
Contar la mayor sarta de cotilleos y tontunas que puedes imaginar, hacer planes que para realizarlos necesitaríamos 7 vidas +2 (por si acaso surgen más por el camino), pensar la ropa que nos vamos a poner durante los próximos...¿12 meses?, buscar novios no perfectos, fertectos son mucho mejor. El chico perfecto no existe, en cambio el ferpecto es aquel que tiene media personalidad de uno y la chispa del otro, el cuerpo del de allí y la sonrisa del de más allá.
En el mismo momento pensar quienes son los que de verdad han estado y están ahí.
No lo hagas, si no has estado ahí al principio no me seas de hacerlo ahora, creo que eso se llama...¿falsedad?

Decepción.

Esa es la palabra que resume todo lo que siento ahora, ganas de llorar continuas, qué narices, es llorar contínuamente sin que nadie te vea sin que nadie sepa qué es lo que en realidad pasa, ya no es el miedo al hospital, ya es todo, la gente, los lugares, las mentiras, la falta de amitad, la despreocupación...puede que te sientas identificado.


Si sientes eso...¿será que llevo razón?

2 comentarios:

  1. Me encanta la forma en la que escribes, no me cansaré de repetirlo :)
    Aquí estoy después de taaaanto tiempo sin aparecer. UN BESO enoooorme de una seguidora ;)

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